¡Siempre se ha hecho igual!


Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura; abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.

Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, líder de un rebaño, que, viendo el espacio ya abierto, hizo a sus compañeros seguir por allí.

Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha, a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.

Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.

Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, posteriormente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible.

Esta situación es algo que vivimos constantemente, somos seres sociales y por ello tendemos a seguir caminos ya hechos, sin preguntarnos si ello es una buena elección, por ello es que de pronto dejamos al olvido nuestro desarrollo personal,

¿Y tu te atreves tú a abrir nuevos caminos en tu vida?

Recopilado del Jornalinho (Portugal)


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